Muy popular en las últimas décadas, vemos que beneficios aporta a la salud la dieta mediterránea
Las dietas mediterráneas, se han hecho muy populares en los últimos años en todo el planeta, como las más saludables creadas por el hombre. Lo es por sus múltiples beneficios para la salud.

La tradición e historia de la dieta mediterránea tiene sus orígenes históricos en los países del mediterráneo. Más en concreto, en regiones ubicadas al sur de España, Grecia, Italia y Turquía.
A lo largo de la historia la cocina mediterránea esta provista de una dieta rica en fibra de frutas y verduras, en la que también se incluyen grasas y proteínas de calidad moderadas.
Esta dieta tiene ahora éxito en todo el mundo promocionando la salud y la longevidad. Aunque la dieta es bastante antigua, esta comenzó realmente a extenderse por todo el mundo en la década de 1990.
Vamos a ver algunos de los beneficios que aporta para nuestra salud la dieta mediterránea, y que alimentos se incluyen en ella.
Beneficios de la dieta mediterránea
- – Contribuye a combatir la inflamación: pescados como el salmón, la caballa y el atún poseen un alto contenido de ácidos grasos omega-3, que ayudan a reducir la inflamación.
- – Fortalece la piel: los omega-3 en el pescado ayudan a mantener las células de la piel fuertes y elásticas.
- – Puede reducir el riesgo de cáncer: esta dieta puede reducir el riesgo de cáncer de útero y cáncer de mama.
- – Protege la salud del corazón: disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular.
- – Mantiene nuestro cerebro espabilado: alimentos llenos de antioxidantes, como las nueces o el aceite de oliva, pueden ayudar a retrasar el inicio del deterioro mental.
- – Ayuda a vivir más tiempo: Los efectos antioxidantes y antiinflamatorios de frutas, verduras y aceite de oliva pueden ayudar a combatir el daño oxidativo relacionado con la vejez.
Qué tipo de alimentos se incluyen en la dieta mediterránea
Estos alimentos suelen incluirse en cualquier tipo de plato de la dieta mediterránea:
- Aceite de oliva.
- Agua, un poco de café o té y de vez en cuando un vaso de vino tinto.
- Aves de corral, huevos, queso, y yogur ricos en probióticos de alta calidad.
- Carne roja al menos una vez a la semana.
- Frutas y verduras frescas. Especialmente verduras de hoja verde como espinacas y col, y alcachofas, berenjena, coliflor, hinojo y tomates.
- Hierbas y especias, como el orégano, perejil y romero.
- Legumbres y judías, como las lentejas y garbanzos.
- Nueces y semillas, como almendras y semillas de sésamo.
- Pescado y mariscos recomendados al menos una vez a la semana.